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Capítulo 28.

Jungkook se había ido del hotel, no quería irse la verdad, pero no le quedaba de otra. Estaba manejando hacia su trabajo y tenía miedo de lo que podría llegar a pasar, su padre, por lo que le dijo Daira, no estaba de buen humor y sinceramente no tenía ganas de aguantar ese tipo de estado de ánimo. Suspiró y estacionó fuera de la empresa.

Entró y fue directamente a su oficina, lo primero que vio fue a su padre sentado en su escritorio, volvió a suspirar y se sintió pequeño, como cuando Dongwook lo regañaba cuando era un niño.

—¿Estas te parecen horas de llegar, Jeon? —dijo con su voz dura. Jungkook quería hacerse bolita en un rincón.

—Em, yo, papá...

—Papá nada. ¡Son las dos de la tarde, joder! —dijo levantando su tono de voz.

—Lo-Lo siento, yo...

—Tú nada, Jungkook. Te dejo al mando, te dejo que manejes esto, ¿y así lo haces? Llegando tarde y para colmo infestado en el aroma de una omega. ¡Esto no es juego!

El alfa no podía levantar la mirada, su padre estaba furioso, no solo con él, sino con varias cosas y el rizado se daba cuenta. Se daba cuenta cuando se descargaba con él, lo hizo gran parte de su vida.

—No sé porqué pensé que eras el indicado para estar al mando, por lo visto te interesa más irte de fiesta que manejar el puto negocio familiar.

—Yo lo siento, no quería...

—No te quiero escuchar.

Jungkook calló lo que tenía para decir y dio un par de pasos hasta sentarse en un pequeño sofá que había allí.

—Hablé con Hyeyoon, ¿así que sigues llegando tarde y con olor a alcohol? —rió sin gracia—. Debí suponer que no podías con esto.

No sabía que decir, quería correr de allí. Sabe que nada de lo que dice es verdad, lo sabe, pero no puede decir lo contrario, sabe que su padre les cree a ellos, nunca le creería a él.

Solo quiere una aprobación, solo quiere un "buen trabajo, Jungkook", solo necesita esas palabras que sabe que nunca van a salir de la boca de aquel alfa.

Su padre lo ignoró lo que quedó del día, solo le dijo que no trabajaría por llegar tan tarde, que él arreglaría lo que su hijo no hizo. El rizado solo asintió y se sentó en el sofá nuevamente, sin hacer nada.

—Hola, Jungkook —saludó Daira, no la había visto en todo el día.

—Hola, Dai —saludó él, cansado.

—¿Estás bien? —preguntó dejando unos papeles en el escritorio y sentándose a un lado del alfa.

—Siendo sincero... no.

—¿Dongwook? —asintió—. ¿Quieres hablar sobre ello?

—No, o bueno tal vez.

—Soy todo oídos si lo necesitas.

—Gracias...

—¿Qué pasó?

—Bueno, lo cabreó demasiado que llegue tarde, lo cabreó más que llegase con olor a omega y lo cabreó aún peor que Hyeyoon le haya dicho que seguía llegando tarde y con aroma a alcohol.

La omega frunció el ceño.

—Eso no es verdad, tú lo sabes.

—Lo sé, pero es Dongwook, les cree más a ellos que a mí.

—Puedo intentar...

—No, Dai, no lo hagas.

—Pero, Jungkook no puedes dejar que te trate como la mierda por cosas que no son.

—Es mi padre.

—Me importa dos pomelos eso, no puedes dejar que te trate así.

—Prefiero aguantarme a decirle algo.

—Jung-

—No voy a hacer nada, ya está.

Daira suspiró indignada, no podía creer que el alfa no haría nada.

—Okay. Terminaré lo de las juntas que me ordenó tu padre, ¿está bien?

—No hay problema, ve a hacer tu trabajo.

✧✦✧

Jungkook se estaba abrigando para salir a la fría atmósfera, ya era hora de volver a su departamento.

—No iré contigo —dijo Dongwook.

—Oh, está bien.

Esas solas palabras salieron de la boca de su padre. Jungkook tenía ganas de llorar, no le gustaba que estuviera así, callado, preferiría que le grite, que lo insulte, a que el ambiente estuviera tan pesado.

Estaba en su auto y manejaba frustrado, se suponía que era un alfa, se suponía que era superior a todos o eso decía la mayoría de la población. Se suponía que no era frágil, se suponía que le gritaría a cualquiera que le diga algo de más, pero le frustraba que no sea así. No era como todos le pedían que fuera, lloraba cuando algo no le salía como quería, lloraba cuando alguien le hablaba mal, se preocupaba cuando alguien cambiaba su actitud con él, no podía levantarle la voz a nadie sin sentirse mal, solo no podía. La mayoría del tiempo intentaba ser el alfa que todos esperaban, pero llegaba la noche, llegaba la soledad para acompañarlo y con ella su actuación terminaba, en la noche volvía el Jungkook que todos se empeñaron en esconder.

No había una explicación, solo estacionó enfrente del hotel.

Entró y ni siquiera le importó lo que dijo aquella beta, esperó al ascensor y subió. Una vez que llegó caminó esos pasos a la puerta del castaño, tocó y esperó con ansias ver aquel rostro dulce, aquellos ojos color mar, aquella tierna sonrisa, su pequeña pero hermosa nariz, su cabello castaño. Esperó con ansias ver a ese omega.

La puerta se abrió y ni bien divisó al castaño se lanzó sobre él y lo abrazó. Jimin no sabía como reaccionar, estaba sorprendido al ver al rizado y más sorprendido estaba con ese abrazo. Tardó, pero no dudó en corresponder.

El aroma que desprendía Jeon era triste y el omega se empezó a preocupar, sin ser consciente empezó a desprender feromonas, el alfa las recibió gustoso. No saben cuanto estuvieron así, en el medio de la entrada unidos en un abrazo que parecía no terminar.

—¿Estás bien? —preguntó dudoso Jimin mientras frotaba su nariz en el pecho del mayor.

—Ahora sí, o algo mejor que antes.

El menor lo había calmado, él, su aroma y solamente su presencia hacían que se sienta jodidamente bien.

—¿Tienes hambre? —preguntó aún en el abrazo.

—No realmente.

—¿Quieres sentarte en la sala así estás más cómodo? —ofreció el castaño.

—Si tú estás bien con eso, entonces sí.

Jimin levantó la cabeza del pecho del rizado y lo miró, Jungkook inclinó un poco la cabeza y también lo hizo. El castaño le dio una sonrisa y el rizado se la devolvió e inconscientemente le dio un besito en la nariz.

—Lo siento —dijo el de ojos verdes alejándose de Jimin, nervioso.

—Está bien. Vamos.

Fueron hasta el sofá y se sentaron a una distancia considerable, pero Jungkook necesitaba estar cerca del omega, él lo necesitaba y su alfa también.

—Jim...

—¿Si?

—¿Puedo... Puedo recostarme en tu hombro? —preguntó sin mirarlo directamente. Hubo un breve silencio.

—Uh, si, no hay problema.

Solo es Jungkook, se decía para sí.

El rizado se movió un poco hasta donde estaba Jimin y se recostó en su hombro. Al principio fue algo incómodo, pero cuando el menor dejó de estar tenso Jeon pudo tranquilizarse, de a poco fue escondiendo su rostro en el cuello del otro, hasta que lo hizo completamente. Se escondió ahí por un buen rato, olía su fuente de aroma y pensaba que era la fragancia más exquisita del mundo, refregaba su nariz en esa zona y Park se sentía extremadamente relajado.

Y así estaban, Jimin con los ojos cerrados, disfrutando de las caricias que dejaba la nariz del mayor en su cuello, disfrutando la cercanía del rizado y el alfa estaba igual, con los ojos cerrados, recostado en el castaño y disfrutando su fragancia natural.

—¿Te... sientes mejor? —dijo el omega con voz lenta, como si estuviera a punto de dormirse.

—Si... estoy mucho mejor.

El castaño disfrutó del aliento caliente sobre su piel.

—¿Quieres contarme que pasó? —Jungkook suspiró.

—Mi padre...

—¿Él es el problema? —sintió como el rizado asentía.

—A veces me hace sentir... mal.

Jimin abrió los ojos y quiso que el alfa salga de su cuello para mirarlo, pero se aferró más a este.

—Solo quiero que me diga que hago las cosas bien —susurró, pero llegó a los oídos del omega.

—No te veo trabajar, no sé que haces y dudo entenderlo, pero yo sé que lo haces bien, amor. Lo haces demasiado bien —dijo Park en un tono dulce. Muchas veces había querido que alguien le diga que iba por buen camino, que lo estaba haciendo bien, pero nunca llegó lo que quería escuchar, así que lo entendía completamente bien.

—¿En serio, Jim? —dijo queriendo confirmar lo que escuchó, como un niño.

—Si, cariño, lo haces jodidamente bien.

Jungkook pasó un brazo por la espalda de Jimin y lo aferró a su cintura, luego, con el otro, rodeó su estómago para lograr abrazarlo de alguna forma.

—Gracias, lo necesitaba, cariño —dijo dándole un pequeño beso en su cuello, cosa que sorprendió a Jimin, pero se había sentido muy bien.

—No es nada, amor.

—Me gusta que me llames amor —dijo imitando al castaño cuando le dijo que le gustaba que le diga cariño. Las mejillas del omega se calentaron.

—Uh, ¿en serio?

—Sip, me parece tierno.

—Así le digo a Jae, puede que sea la costumbre —dijo bromeando.

Jungkook frunció el ceño.

—¿O sea que parezco un bebé y por eso me dices así?

—Puede ser...

No sabe porqué, pero eso lo enfadó un poco. Jimin esperaba que le siga el juego, pero no escuchó una respuesta del mayor.

—Em, ¿no vas a decir nada? ¿Te enfadaste? —dijo con algo nerviosismo en su voz, solo estaba jugando, no quería que se enfade. No le gustaba cuando se enfadaban, los gritos comenzaban y el llanto también.

El alfa sentía como el cuerpo del omega comenzaba a temblar ligeramente, era muy sutil, pero lo hacía.

—¿Jimin? ¿Qué pasa?

—¿Te enfadaste? ¿Vas a gritarme? —preguntó con miedo.

Jeon salió del cuello del menor rápido y se sentó. Miró sus ojos en donde veía miedo, no sabe de que exactamente, pero lo veía.

—¿E-Estás enfadado?

—No, cariño, no. Solo fue un enfado infantil, no quería que pensaras que era un niño. No voy a gritarte, ¿bien? Nadie te gritará.

Jimin empezó a respirar con normalidad.

—Yo estaba bromeando.

—Lo sé. Ven aquí —dijo abriendo los brazos para abrazarlo. El castaño no lo dudó y lo abrazó.

Ahora Jungkook tenía el mentón sobre la cabellera castaña y Jimin abrazaba su cintura, su rostro estaba en su pecho, se sentía tan bien estar así.

—No me pareces un niño pequeño, me gusta llamarte así.

—A mí me gusta llamarte cariño.

—¿Te molesta que te diga amor? ¿Es muy empalagoso? ¿Es muy pesado?

El mayor giró un poco su cabeza para tratar de mirar el rostro del castaño.

—No, no me molesta. Tampoco es empalagoso y no es pesado, es bonito, me gusta que me llames así.

—¿Entonces puedo llamarte así?

—Si, cuando tú quieras.

—Gracias, Jungkook.

—De nada, cariño.

La respiración del omega se volvía tranquila y el rizado sabía lo que significaba.

—Jim, creo que deberías ir a la cama y descansar, y yo debería irme.

—No. No me gusta cuando te vas.

—A mí no me gusta irme, pero tienes que descansar.

—Amor, no quiero que te vayas.

—Jimin, tengo que hacerlo —un pequeño puchero se formó en los labios del menor.

—Jungkook, no te vayas, por favor.

—Jim...

—¿Quieres dormir conmigo?

Jungkook se quedó en silencio, no sabe si un Jimin medio dormido era la mejor opción para decir que sí, capaz se arrepentía en la mañana.

—No lo sé, Jimin.

—¿No quieres?

—¿Estás seguro?

—Sip.

—¿Seguro, seguro? —el omega rodó los ojos.

—Si, Jungkook.

—Bueno... en ese caso entonces si.

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